Kristel Latecki

Papina de Palma es una de las artistas femeninas más nominadas a los Premios Graffiti. Como Mariana Lucía, tiene tres nominaciones en las categorías Mejor álbum de pop y las destacadas Mejor artista nuevo y Mejor solista del año, todo por su disco debut Instantes Decisivos.

Cantar para Papina comenzó con la fuerza de una necesidad, pero trancada por una vergüenza metida como un palo en la rueda. La venció subiéndose al escenario una dos y cincuenta veces. De chica cantaba en la iglesia y en el liceo se unió a un coro que se transformó en Coralinas. Las primeras “composiciones” que recuerda son improvisaciones que tenían a Jesús como protagonista, pero después evolucionaron para componer el repertorio de una banda juvenil que supo liderar, y con la cual se prometían estrellato. Eso no sucedió, pero fue marcando el camino para que Papina aprendiera guitarra y se animara a largarse sola.

Ahora Papina está preparando la presentación oficial de Instantes Decisivos que será el 9 de setiembre en la Sala Zitarrosa. Y hoy se revelará si saldrá coronada como la artista nueva del año pasado.*

 

Empezaste a componer de chica y luego te integraste al coro Coralinas, ¿cómo fuiste encontrando tu voz?
Yo creo que fue algo casual. Soy consciente que ahora canto como yo y es algo que me parece que está re bueno. Pero no es algo que lo haya buscado. Por suerte fue casual, porque soy muy mala buscando cosas a voluntad. No me sale. La única forma que me salga algo honesto es que sea realmente espontáneo. Sino hay algo que se muere.
Y en Coralinas en realidad son muchas las que cantamos solas. Coralinas no es un coro que se caracterice por hacer imperceptible la voz de cada una, hay mucho lugar para los solos, nos vestimos cada una como quiere. Al contrario, recontra estimulamos que se mantengan las personalidades de cada una en todos los sentidos.

¿Cómo empezaste a componer?
Iba a misa de chiquita, era fan total. Me encantaba Jesús y todo. Y me acuerdo de estar en el auto en el asiento de atrás inventando una canción en el momento, improvisando sobre Jesús. No sé por qué. Después fui a vivir a Madrid un año, y fui a un colegio de monjas y yo en la iglesia cantaba sola, era la cantante de las misas del colegio. Una bizarreada absoluta. Después nos fuimos a Bogotá y ahí abandoné el hábito religioso y armé una banda con una compañera del liceo que era la bajista, un guitarrista y después el batero que era un crack y ahora estudia en Berkeley. Amábamos la banda, teníamos un productor, jurábamos de verdad que la íbamos a pegar. Se llamaba Calma, todavía está en MySpace y se puede escuchar. Era horrible porque yo no tocaba ningún instrumento y no me podía mover. Me quedaba parada como una estaca pasando como el culo por la vergüenza. Me daba pánico verdadero. Yo realmente quería ir y morfarme el escenario, pero después cuando me veía en una grabación haciendo algún movimiento me parecía tan ridículo. Entonces me quedaba quieta, paralizada del pánico. Ahí compuse pila de canciones, las hacía a capella, tenía varios cuadernos donde anotaba y anotaba. Y me compré mi primera guitarra allá en Bogotá. Venía para acá en vacaciones todo el tiempo, en navidad y en julio. Y una de las veces que vine fui a un par de clases de guitarra en Fundación Mateo donde aprendí tres acordes. Y ahí empecé a hacer 800 temas todos con los mismos acordes. Y después de terminar el liceo allá me vine para acá de nuevo.

Fue ahí que concursaste en la Movida Joven con tus canciones y ganaste.
¡Me presenté y gané! Y ahí fue como «bueno, ¡les gustó! Vamos a hacerlo más». Y no sé qué fue lo que pasó exactamente, pero empecé a cantar en bares, en boliches, cantaba pila de covers. Seguía haciendo mis temas pero me daba cosa cantarlos en bares porque la gente habla, va a otra cosa al bar, y no me la bancaba ni ahí. Prefería cantar otra cosa y ya fue. Pero al tiempo me empezó a embolar cantar otra cosa. 

¿Cómo fueron quedando las canciones que terminaron en el disco?
Algunas las fui descartando naturalmente. El primer disco lo que tiene es que es una mezcolanza de toda tu vida. Me re daban ganas de sacarme todo esto del sistema y después decir borrón y cuenta nueva. 
Cuando fui a hacer la preproducción del disco a Buenos Aires le mande un WeTransfer a Juanito El Cantor, que fue el productor, con las 50 canciones que no me daban vergüenza digamos. Después me di cuenta que muchas sí me daban vergüenza. Tendría que haber mandado 30. Hubo una que no quedó en el disco que la compuse cuando tenía 15 años, re chiquita, y todavía me gusta. Había de esas y también cosas nuevas que compuse. La más reciente es 432 que fue el segundo corte del disco y es la que más me gusta. Debe ser porque es la más parecida a lo que soy hoy.