Sea hablando de amor (El álbum, Complemento) y rupturas (Rompecabezas, Maligno), de escenas de la vida latinoamericana (La Pipa de la Paz, Miss Panela), el medioambiente (Caribe Atómico), el feminismo (Oye mujer, El Estuche), se podía confiar que Aterciopelados iba a encontrar una manera poética y cautivante de declarar, criticar y expresar.
En 2011 decidieron separarse y seguir sus carreras en solitario. Pero en 2014 sorprendieron con la noticia de su reunión, motivada por la excusa de festejar los 20 años del festival Rock al Parque, un evento bogotano de gran importancia para la comunidad musical y que en 2006 la banda homenajeó en el tema Al Parque.
Lo que siguió después de aquel show lo cuenta Andrea Echeverri desde Bogotá, previo a su próxima visita al sur del continente y que el 28 de noviembre los tendrá en Montevideo, con un show en La Trastienda Samsung donde presentarán su más reciente disco en vivo, Reluciente, Rechinante y Aterciopelado.
Después de aquel show en Rock al Parque, ¿qué fue lo que los hizo decidir reunirse nuevamente?
Pues en realidad fue ese concierto, porque cada uno estaba haciendo sus proyectos solistas y ya llevábamos como 3 años casi sin vernos. Porque tuvimos una pelea y quedo una herida, ¿no? Nosotros somos muy cercanos en muchos niveles, porque fuimos pareja en una época. Entonces estuvo muy bien estar separados y hacer el ejercicio de hacer todo un disco cada uno por su lado. Cada uno aprendió a hacer lo que el otro hacía. Pero entonces en 2014 lo que pasó fue que Rock al Parque cumplía 20 años. Por ahí empezaron a coquetearnos y pues nos ofrecieron dinero bueno, como si fuéramos banda extranjera. Porque a veces a los de acá les pagan poquito y a los de afuera les pagan más. Entonces fueron muchas cosas que hicieron que nosotros dos empezáramos a mandarnos mails, hablar de lo que pasó. De pronto fue momento para que hablemos, nos perdonemos, qué sé yo. Igual yo sobre todo estaba muy escéptica y dijimos bueno, hagamos Rock al Parque y según cómo nos sintamos pues seguimos o no seguimos. Y fue todo muy chévere. Creo que quedaron las mismas cosas de afinidad por las cuales hemos sido pareja y hemos trabajado 20 años juntos o más. Pero también ahora hay un espacio y respeto. Creo que a veces es como los matrimonios, ya hay tanta confianza que eso ya se vuelve inmanejable. Pero ahorita estamos en un buen momento y creo que también por la edad que tenemos. Ya estamos en el quinto piso, y empiezas a sentir que las nuevas oportunidades son muy chéveres. Porque otra vez firmamos con una compañía grande, entonces hay presupuestos para hacer los discos con buenos productores, hay presupuesto para hacer los videos. Entonces se siente muy chévere este nuevo ciclo. Estamos muy emocionados por todo lo que está pasando.
¿Sienten que una banda como ustedes, cuyo mensajes son tan variados y profundos, sea más que necesaria y que se extrañaba en la actualidad?
Pues, el tema es que nosotros nunca dejamos de hacer la música. Pero por eso hablo de la multinacional como hablo ahora, porque fuimos independientes mucho tiempo y seguimos produciendo ese tipo de contenidos mucho. Pero nadie se enteraba, porque al ser independiente puedes grabar tu disco, puedes hacer una gestión pero desde un tamaño chiquito. Luego ya cuando tienes la multinacional de pronto todo el mundo se entera. Y hay un aparato de divulgación que se siente muy chévere, porque durante mucho tiempo hicimos, hicimos, e hicimos y cuando la gente me encontraba en la calle me preguntaba por qué no volví a cantar, ¡cuando en realidad llevaba todo el día trabajando en eso! Era un poco agotador. Digamos que volver a que todo el mundo sepa es muy chévere. Ahora estamos con el disco Reluciente, Rechinante y Aterciopelado que es solo de clásicos y claro que se dan cuenta que hay una cantidad de canciones que fueron muy importantes para la gente en algún momento. Y además hay como esta cosa de que te acuerdas de cuando estabas en el colegio o en la oficina, que hace que sean muy intensos los encuentros, ¿no? Y además están los contemporáneos y los hijos, entonces aparecen todos los jovencitos todos contentos, porque las madres les ponían la música de cuando eran chiquiticos. Es muy bonito. Y también es sentir que los kilómetros no solo te vuelven viejo, canoso y con espasmos, sino que hay otras cosas que hemos ido consiguiendo que son muy bonitas.