Kristel Latecki
Una de las primeras veces que vi en vivo a Sante Les Amis fue allá por 2009, en la fiesta Misshapes que se hizo en Key. Fue un mini acontecimiento, porque venían los DJs de Nueva York que hacían estas fiestas re exclusivas, súper cool y únicas. Y se intentó darle a esta versión montevideana ese mismo ambiente cool y único, pero en realidad éramos los mismos de siempre y la música no fue tan espectacular. Salvo Sante Les Amis. En ese momento tenían su primer EP bajo el brazo, con Mecánico golpeando con la misma fuerza que su batería. Sin intentarlo demasiado ofrecieron la dosis exacta de cool que se esperaba, desmarcándose de lo que estaba pasando en el rock montevideano con su dance-rock y ganas de hacer bailar a la gente. De hecho, recuerdo bailar efusivamente, y eso que mi memoria no es tan buena.
Todas estas fueron cualidades que supieron mantener y mejorar luego con su EP Morning Shine (2010) y su primer disco, Sudamericana (2012), que tuvo los hits suficientes para ayudarlos a catapultar sus shows, trascender fronteras, tocar en Estados Unidos y llegar a formar parte de la banda sonora del Fifa 15. Se transformaron en una de nuestras bandas de exportación, que nacieron por fuera y se mantuvieron lejos del mainstream rockero montevideano.
Seis años después de aquel hito, encontramos a Sante Les Amis en otro momento de su carrera. Con su nuevo disco, Sueño Animal, siguen teniendo la misma onda y las canciones necesarias para pegarla en otros lugares de la región, pero en lugar de cantar en tonos robotizados y hacernos bailar desaforadamente, proponen melodías, letras introspectivas y melancólicas, y un mayor balance de las energías. En ese camino, Sante Les Amis se vuelve más maduro y más pop que nunca.
Sus dos voces, David Stabilito y Diego Traverso, nos meten dentro de Sueño Animal, su extensa producción y el trabajo de voces junto a Fede Lima.
Entre la edición de Sudamericana y Sueño Animal pasó mucho tiempo. ¿Qué pasó en el medio? ¿Cómo fueron encontrando el rumbo hacia este disco?
David Stabilito: Empezamos presentando canciones. Santi (Marrero) en aquel entonces vivía en una chacra con los padres. Entonces, agrupamos todas las canciones que teníamos y nos fuimos cuatro o cinco días ahí. Habrán sido 15 canciones más o menos. Y ahí nos hicimos una idea del panorama que teníamos para grabar más adelante.
Diego Traverso: Fue un proceso bastante largo y de embudo: al principio tiramos un montón de canciones y al final nos quedamos con un conjunto que entre ellas cerraban el concepto bastante pop que tiene el disco. Generalmente hacemos la música y a partir de eso terminamos las letras.
¿Ponerse el objetivo de hacer canciones en español hizo que cambiara algo en su proceso de composición, que los obligara a sentarse para ver qué querían decir? Porque no es lo mismo que suene su voz robotizada a que se entienda el mensaje.
DS: Sí, lo que tiene es que el español es mucho más complejo para escribir. Tenés que darle muchas más vueltas, no es tan musical como el inglés. Pero a la vez es mucho más rico, mucho más complejo. Si querés generar imágenes el español para eso es súper detallado. A nivel sensorial podés generar una imagen mucho más clara. Pero fue todo un reto en un momento. Le dimos 8.000 vueltas a las letras.
DT: Cuando fuimos a tocar a Estados Unidos y en lugares donde no se habla español, era un poco raro venir de Uruguay y cantar en inglés. A mí personalmente me hacía sentir un poco boludo. Una característica de la banda es que hace música que no viene de la tradición de la música que se hace acá, y en realidad el mix de mezclarlo con algo uruguayo es una fortaleza. Y eso hay que aprovecharlo también.
Terminan de tener una identidad propia.
DT: Claro. Nos pareció que también era una fortaleza para salir para afuera. Estábamos buscando un camino más complicado cantando en inglés. Si te ponés a pensar, más allá de componer en español tenés abrirte más a decir cosas, es lo natural, es el idioma en el que hablar.
En un momento tuvieron que traer a Fede Lima, a otra persona por fuera de la banda. ¿Por qué necesitaron una sexta mirada?
DT: Fede tuvo un doble rol. Primero porque a este disco decidimos darle mucha importancia a las voces y nos ayudó en la parte vocal, cómo interpretar las canciones. Fue un trabajo bastante largo y bastante lindo también. Y en todo este largo proceso en el que abrimos los temas y los descuartizamos, nos costó tomar decisiones entre nosotros. Necesitábamos que nos ayude a tomar esas decisiones que nos tenían un poco empantanados. A veces su rol era decir: «Chiquilines, este tema está perfecto, no hay que hacerle más nada».
DS: Necesitábamos una mirada objetiva que no tuviera apego sobre las partes o sobre las canciones. A nosotros nos cuesta. Tenemos un término que es “rifle sanitario”: cuando tenemos cinco partes y necesitamos dos, tres necesitan rifle. Pero es difícil muchas veces para nosotros elegir. Y Fede venía y decidía.
DT: Era mucho más práctico.