Hoy la orquestina de señoritas Las Taradas vuelve una vez más a Montevideo para repasar su extensísimo repertorio de canciones de los años 40, 50 y 60, hechas con corazón moderno. Eso es algo que se puede ver en su más reciente tema: Babalú Ayé, donde en uno de los versos le piden a este Orisha «Aborto Gratuito Legal y Seguro».
Para que nos cuenten sobre este tema y lo que se podrá escuchar hoy en la Sala Zitarrosa, hablamos con Marcela Galvan Alberti, clarinete, saxo y voz de Las Taradas.
¿Cómo suelen elegir el repertorio? ¿Hay una inclinación o una intención en resaltar compositoras mujeres?
Básicamente elegimos “a piaccere”, sin condicionamientos estéticos o de género. Cada una va tirando a la cartera común de canciones alguna joyita o gema que quizás esta olvidada en el arcón de los recuerdos. Canciones ya olvidadas del cancionero popular, nos gusta desempolvarlas y transformarlas a nuestro estilo. Ahora bien, esto tampoco es requisito. El único requisito sería que la que trae un tema para hacer, tenga muchas ganas de encararlo y contagiarnos esa energía a las demás, (risas). A veces también salen canciones a través de charla, mate y ensayo y decimos: «ésta podría estar buena», «ésta tiene una letra increíble» o «escuchá qué arrreglos hermosos», y así vamos descubriendo un infinito mundo de repertorio. Por supuesto que nos interesan las autoras, por una cuestión lógica de género y admiración, o porque muchas veces aquellas doñas que han compuesto temas increíbles, como por ejemplo Consuelo Velázquez, con Bésame mucho, luego quedan olvidadas y en realidad la gente no sabe bien quién escribió esos temas. También tenemos un cuarteto de Leonor Marsano, más conocida como “La Leo”, que se dice que fue la creadora del cuarteto. Pero, insisto, Las Taradas nos damos nuestros gustos y luego ampliamos el repertorio sin condicionamientos de género sexual o estilo musical. Por ejemplo es el caso de Jangadero de Jaime Dávalos y Eduardo Falú. Nosotras ninguna de caracteriza por tocar folklore, y los compositores son varones. Sin embargo, la letra es tan bella y la música tan aireosa que así la incluimos en nuestro segundo álbum, Sirenas de la Jungla.
¿Hay una «filosofía tarada», por así decirlo, detrás del proyecto?
El nombre ya nos da cierta impunidad, es decir: no esperes grandes cosas de un grupo de Taradas, porque para eso nos debiéramos haber llamado las Genias, por ejemplo.
Y es quizás desde el vamos, la primera impresión que te puede dar un grupo, sin conocerlo si no solo como primera instancia a través de su nombre, que claramente nos importa el humor, y reírnos un poco de nosotras mismas. Hay gente que ni si quiera puede pensar en el nombre como un chiste, y lo toma como algo ofensivo o degradante. Sin embargo, nosotras decimos: «¿No todos tenemos en mayor o menor medida alguna tara en la vida? ¿O acaso el mundo es perfecto?». Pues entonces nuestra propuesta es reírnos para descontracturar, no tomar la vida tan majestuosa, y hacer desde ese lugar la música que amamos y que nos da intriga tocar o experimentar. La filosofía es que nos animamos a muchos géneros, no nos encerramos o casamos con uno solo, y vamos trabajando las canciones a nuestra manera, poniendo en la mesa grupal los conocimientos y sensibilidades de cada una de nosotras y así se arma esa gran ensalada llamada Las Taradas.