Foto: Camila Bartolomé
Kristel Latecki
Una vez que Dani Umpi se radicó en Buenos Aires comenzó una nueva etapa de su carrera musical, que demoró en quedar plasmada en un disco solista pero cuya espera valió la pena. Lechiguanas, con sus escuetos pero ajustados ocho tracks, terminó en varias listas de lo mejor de fin de año de 2017 y elevó su sonido pop a nuevos y más sofisticados horizontes.
Tras una pequeña gira que lo llevó al interior de Argentina, este viernes llega junto a su banda Dani a La Trastienda para presentarlo oficialmente, con Lucía González y Lisa Cerati como artistas invitadas.
Sobre el disco, sus influencias y las canciones épicas hablamos con Dani.
Este es tu primer de disco hecho a full en Buenos Aires, ¿cómo reformulaste tu proyecto allá?
En realidad la primera idea fue hacerlo en México con un productor de allá que se llama Jerry Rosado, pero al final no salió. Fui incluso para allá y estuve un tiempito. Grabé las voces y algunas cosas, pero al final esto se alargó mucho. La distancia es algo que no está bueno para trabajar y no salió.
Lo reformulé y lo terminé haciendo en Buenos Aires. Ya tenía las canciones y todo, pero cambió un poco. Fue medio raro, fue muy accidentada la producción pero salió bien. A mí es el que más me gusta y es un disco que gustó un montón, toqué montón, ahora lo tocó acá por primera vez.
Lechiguanas es todo un mundo nuevo sonoro. Tiene una impronta muy ochentosa y noventosa al mismo tiempo. ¿Cómo lo fuiste creando?
Sí, tiene una cosa medio barroca pero electro, y tiene más profundidad en el sentido de los planos de los instrumentos y en los arreglos. Hay mucha capa. Eso lo hace más difícil, pero a la vez es más rico. Los otros son más inmediatos, este tenés que escucharlo varias veces. Igual ha gustado muchísimo, yo pensé que iba a ser difícil pero no.
¿Cómo fue el cambio de salir de la comodidad de años de trabajar con Daniel Anselmi?
Es una comodidad a la que voy a volver en algún momento. Con Daniel ya nos conocemos y hay algo de él que me intuye totalmente y me entiende muy bien. Eso es algo que estoy muy seguro: voy a hacer otro disco con Daniel. Ahora porque no estoy acá, pero siempre hay que probar otras cosas.
Ya hice dos con él y a mí me encanta cómo él me lee. Pero este disco iba por otro lado, igual Daniel puede ir por muchos lados. Este fue un disco accidentado que quedó bien, con Daniel siempre hay una seguridad.
¿Por qué fue un accidente?
Porque fue cambiando mucho sobre la marcha, demoró mucho tiempo, le cambié muchas cosas. Y quedaron muchas canciones en el camino, demoré en elegir las que quedaban. Al final quedó un disco medio corto pero si era más largo no me gustaba. Fue una cosa así.
La producción de este disco fue hecha por Jean Deon que fue acusado de abuso. ¿Cómo viviste esto?
Esto es algo general, no es el único caso y en la música no es el único ámbito en el que han habido ese tipo de escraches. Es algo que está ocurriendo ahora y es la manera que eligen las chicas para actuar, es muy respetable. Fue mucha impresión pero bueno, yo no soy las chicas, ella sufrieron más. Yo sólo hice un disco con él. Es el productor, pero las canciones son mías, yo las pagué (Risas).
Y está bien. El escrache es medio complejo, pero si es la manera en que deciden denunciar, es así. Es algo que impresionó mucho, porque yo no tenía ni idea, no sabía. Y fue muy fuerte porque lo veía muy seguido.
Pasó una cosa curiosa. Yo no reaccioné enseguida y capaz que fallé en eso. Pero los primeros que reaccionaron fueron los de Onda Vaga, que tocaban con él. Fueron los primeros que se desvincularon de él en las redes. (Risas) No sé, es un dato para pensar. Pero bueno, está lleno en todos lados y hay que decir basta.
Hablemos entonces de las canciones. ¿Se mantiene en este disco un dejo autobiográfico en las canciones o estás escribiendo desde el lugar del escritor o narrador?
Sí, me pongo más desde el lugar del escritor, y a veces saco cosas autobiográficas o que escucho y voy recolectando. Creo que la única que tiene que ver más con una situación vivida es Cleopatra entrando en Roma. La escribí muy en el momento de un enamoramiento, esa sí describe toda la situación. Las otras son situaciones que me invento o pienso. Pero no soy muy de la catarsis.
Se me ocurre Niterói donde claramente te ponés en el lugar de un adolescente estudiando para exámenes.
Sí, eso es algo que lo que lo vi. La escribí cuando fui a Niterói a hacer una muestra y me quedé más días en un hostel. Ahí había un montón de argentinos, que me llamaban la atención porque estaban con la bandera y en re barderos, muy adolescentes. Y yo estaba re obsesionado, escuchaba todo de lo que hablaban, como hago siempre. Ahí tomé cosas de ellos, de lo que veía que hacían, como eso de los besos comiendo palichips, o que se quejaban que no iban a poder estudiar. La canción es medio brasileña y habla de las cosas que ellos hablaban, pero la llevé más a una historia de amor.
Por ejemplo, Punta 92/2002 es algo que pensé que te podría dar pasado perfectamente. Más allá de las referencias a Punta del Este.
No, porque precisamente no tuve la adolescencia en Punta. Pero es una fantasía de adolescentes re enfiestados, enamorados y soñando un futuro re de egos entrelazados triunfando. Me gustaba esa idea. Tiene una visión medio bizarra de esas cosas.
La canción es muy house de los 90, es re de ese momento. Cuando la cantamos en vivo es más house todavía, porque Paquito (Salazar, tecladista) tiene un teclado de esa época que funciona con diskette, entonces trae exactamente todo el sonido.