Kristel Latecki
El dormitorio de Eros White es un santuario pop. Su computadora y su micrófono en un lugar central, se encuentran enfrentados a una pared absolutamente cubierta de fotos de divas, raperas, productores, memes, personajes de películas y dibujos animados; el altar sobre el cual su música reza.
En un Uruguay que parece rechazar a su propio pop nativo, la música de Eros captura la atención y demanda ser escuchada, gracias a su producción perfeccionista, canciones elegantes pero con un guiño infame, influencias variadas y claras –todo lo que aparece en esa pared–, pero al mismo tiempo procesadas y transformadas a antojo.
Como buen primer trabajo Glitch, su EP debut, reúne canciones de diferentes años, un poco como muestreo estilístico, otro poco como búsqueda de identidad y de conexión como el público. Pero Eros pulió su producto con su más reciente disco. Formula es un álbum conceptual, donde habla de su relación con la música y la industria, y el pop como método de control mental. Tiene hits para elegir y temas que podrían sonar al lado de cualquier artista internacional sin sobresaltos. Lady Gaga, Kanye West, un toque de Daft Punk y house; todos son ingredientes de esta fórmula comprobada. Porque es sin lugar a dudas uno de las mejores producciones del pop uruguayo.
Su afición por el pop comenzó desde chico, estimulado MTV a iguales dosis de pop y hip hop, y por CDs de Tristán Narvaja a $20. Algunos, como el de Thriller de Michael Jackson, con los títulos de las canciones mal escritos. Si le preguntaban, él decía que quería ser cantante, arquitecto, DJ y cajero de supermercado. Pero cuando descubrió el rol del productor, esa carrera pasó al tope de la lista.
A los 10 años empezó a componer temas en FruityLoops, intentando seguir la fórmula que RedOne usó para crear hits con Lady Gaga y Jennifer Lopez. Una vez conforme con su sonido, empezó a subir sus temas a Soundcloud y Tumblr en secreto, con la intención de que fueran desconocidos absolutos los que lo guiaran y les dieran la opinión más cruda. “Quería realmente saber si estaba bueno o no”, cuenta. “Sobre lo que me decían trabajaba, y así fui aprendiendo sobre la marcha. Fue todo ensayo y error, literal me hice en probeta”.
Recién en 2016, cuando estaba a punto de editar el primer single de Glitch le contó a sus padres lo que estaba cocinando desde hace años en su cuarto. “Quedaron en shock. Siempre pensaron que estaba remixando algo”, cuenta. Mientas sus padres finalmente entendieron que no estaba perdiendo el tiempo en la computadora, él sintió por primera vez que estaba haciendo lo que tenía que hacer.
Gracias a esas iniciáticas canciones empezó a ser solicitado como productor. Gia fue una de las primeras artistas en contactarlo, cuando él todavía era menor de edad y se escondía tras su seudónimo en internet. Con ella compuso y produjo el EP Real; realizó varios remixes y llegó a acompañarla en vivo en los controles. El siguiente fue Dani Umpi, que le escribió ni bien salió su primer single oficial, Good Today (2016). El año pasado versionaron juntos su tema Wash Your Brain, que tocaron en vivo en el último show de Dani en La Trastienda y produjo el tema Otro tipo de Berlín, que abre su nuevo Lechuguanxs (Box 2). A.M.I.G.A., Anxiety Report, Best Dressed Plague y Cami Car2o son otros de los artistas para los cuales ha producido, compuesto y mezclado en los últimos cuatro años.
“Me gusta agarrar proyectos que nada que ver”, cuenta Eros. “Trabajo abundante con Mariana Zunino, que es compositora y lo más conocido que hizo fue Cuando se pone a bailar de Rombai. Ella tiene una sensibilidad pop que está saladísima, te compone un hit en dos segundos. Con ella hice temas y son más acústicos, nada que ver. Con Anxiety Report es: ‘¿qué tan distorsionado puede estar esto?’. Con Gia era todo más pop suave. Y con A.M.I.G.A. es: ‘¿qué tan chicle puede ser, pero que se rompa?’”.
A pesar de sus 23 años se define como un L.A. Reid* frustrado. Su sueño es ser el capo del sello, el que dice lo que hay que hacer. En sus palabras “el tirano”. “Un poco ser malo y después ser bueno”, aclara. Lo que más le copa es encontrar talentos, pero trata de no contactarlos de una para darles el espacio para crecer y desarrollarse por su cuenta. “Es re difícil crecer como artista cuando estás con otra persona”, sostiene. Por eso, el término medio que encontró es ofrecer remixes, y empezar a trabajar de a poco. “Es una forma de tantear como son con los tiempos, si te responden, o se boludean. Del lado del productor es re agotador estar horas y horas en algo para que después lo suban en Soundcloud. Flaco no jodas, ¡hacelo bien!”.
Hoy en día dice estar tratando de librarse un poco de su meticulosidad y exigencia. Después de todo, Formula le demandó tres años de trabajo, de armado y desarmado de las canciones (tiene una lista de “19 millones de versiones” de los tracks del disco, más varios descartes); además de la realización de las fotos, los videos y todo lo que tiene que ver con la promoción. “Siempre soy muy específico con todo, porque como grabo acá no quiero que se note. No me gusta la estética home studio para mí ni para todo lo que hago. Eso y con los lanzamientos. No me olvido de la situación en la que estoy: soy recontra indie, pero siempre me gusta que cuando se anuncie algo haya algo más, como con un video, cosas así”.
Como productor se siente realizado hace años. Ya logró forjar una identidad fusionándose con la del artista y no dominarlo. Ahora, su desafío mayor fue definirse a sí mismo como artista.
¿Sentís que Glitch ya no te representa?
La música sí, no lo estético. Hasta cierto punto sí me representa porque la computadora que está en la tapa fue la primera que tuve. Pero la forma que me vestía y me peinaba no. Yo estaba trabajando con cierta gente y todos me daban el mismo consejo: «vos tenés que arrancar más tranqui «. O me decían que tenía que ser Ed Sheeran y después ver por dónde seguir.
Los peores consejos.
Mal. Yo tendría que haber salido en mi plan “satanás del pop” de una y la gente hubiese entendido, y no hubiesen pasado tres años preguntándose quién soy. Eso es lo que digo que no me representa. Es una versión lavada. Ahora estoy haciendo lo que quiero.
En la música lo que pasó fue que Glitch es un menjunje de cuatro discos que cancelé, porque estaba en un momento que no sabía qué iba a querer la gente de mí. Entonces acá hay ocho cosas distintas, ¡elijan! Y lo que eligieron igual no le di bola (risas).
¿Quién es ese personaje “satanás del pop”?
Es un decir. A veces digo que soy el ‘satanás del pop’ porque la personalidad que tengo muy honesta, no me gusta guardarme cosas. Soy Kanye con Taylor Swift, quiera o no. Fue una forreada, pero tenía que decirlo y lo dijo.
Lo arranqué a decir cuando estábamos preparando el video de Drugs y dije que me quería vestir como «Él» de Las Chicas Superpoderosas, que es mi ídolo. Me dijeron que era tipo «satanás pop» y quedó. Quiero romper un poco con lo que es el pop. Me re va el perfeccionismo, pero quiero romper con el perfeccionismo del carácter, de lo políticamente correcto. Más que nada en Twitter soy un desastre, estoy todo el día peleando y bardeando. Es la definición de mi carácter. Podría ser “rompebolas pop” pero no suena tan bien. Es más vendible lo otro.
¿Por qué te demandó tres años Formula?
Cuando estaba haciendo Glitch el plan era sacar dos EPs más que lo iban a completar: Bug y Malware, todos seguidos. Pero esa fue la época en que empecé a producir y no estaba acostumbrado. Antes hacía re pocos temas por año, 10 temas. Y cuando empecé a producir lo que hacía para mí bajó un montón. Pero después, al producir también arrancó a cambiar la manera en que hacía música. Al tener tiempos de entrega empecé a hacerlos más rápido.
En mi cabeza ya tenía la palabra “Formula”, no sabía a qué se vinculaba, pero me gustaba como título. Y ahí arranqué a hacer temas hasta setiembre de 2017 que hice Drugs; a los cuatro días hice Power, y creo que diez días después hice Wash Your Brain. Me di cuenta que escribía sobre lo mismo: sobre la industria, sobre cómo me siento con la música. Y primero me dio miedo, pensaba que no era nada relatable, que la gente no iba a entender nada, no lo iban a poder agarrar para su día a día. Y ahí lo empecé a cranear: quería que el single pudiera significar cualquier cosa, pero el disco es su contexto.
A fines de 2018 el disco estaba hecho, pero salió el video de Drugs y ahí perdí la cabeza. No le fue mal, le fue bien en el estándar del artista independiente en Uruguay que hace pop y tiene apoyo mínimo. Soy mi propio equipo, lo promoví con mi plata. En el momento estaba re frustrado, pero ahora miro atrás y el video esta ahí, la gente lo puede ir a ver igual. No es que expiró. Por un momento pensé cambiar la estrategia y solo sacar singles, y arranqué a cambiar los temas para que sean más radio, más esto y lo otro. Pero de nuevo tuve ganas de sacar un disco. Siento que como artista que saca singles me podría llegar a ir bien, pero tengo más sentido sacando álbumes. El álbum dice realmente lo que quiero decir. El single es una frase nada más, el álbum es el libro entero.
Cuando lo terminé se lo mandé a amigos para pedirles la opinión y lo mandé a Spotify sin pensar. Ya está. Hay cosas que hasta el día de hoy me dan ganas de cambiar. Estaría tres meses más viendo la batería de un tema, pero ya está. Tengo que sacármelo de las manos. Y tengo que ser así de ahora en adelante.