Puerta de la Cânne (2019), su primer álbum, comienza con un monólogo donde el grupo plantea su sentir sobre lo andaluz citando a Blas Infante, una figura fundamental en la construcción de la identidad. Curro Morales, compositor de la banda, lo explica. “El andaluz siempre se ha visto criticado, y el andalucismo es un grito contra eso. Una reivindicación para tomar las riendas de Andalucía”, dijo a PiiiLA.
Califato ¾ propone un método de producción musical que consiste en la unión de trozos y retazos sonoros que conforman una nueva unidad musical. Indio der cuh, por ejemplo, comienza con acordes de piano extremadamente tensos, sigue con bases electrónicas e incluye samples de indios. En su discografía es constante la cita a instrumentos del género acid house, que son integrados a ritmos flamencos, como sucede la canción Mono de atraccione. O en un tema como Crîtto de lâ Nabahâ, donde hay todo lo anterior más trompetas que parecen salidas de un spaghetti western ibérico. La banda mezcla sistemáticamente texturas provenientes de distintos confines del mundo sonoro confeccionando canciones a las que no se le ven las costuras, pues Califato ¾ tiene un sonido impecable.
En muchas de sus canciones se nota la ausencia de estructuras de canción popular es virtud de auténticas aventuras sonoras. Pero también, dentro de su catálogo, hay lugar para canciones con identidades de género más marcadas, como es el caso de Alegríâ de la Alamea. Una Alegría es un subgénero o palo, como se conoce a los subgéneros dentro del flamenco, caracterizado por su carácter festivo y alegre. En esta línea más tradicional Er carrito de lô muertô (feat. Andrés de Jerez), recuerda a pasajes de la canción Dame veneno de la legendaria banda española Los Chunguitos.
En La contraçeña (2021), su último disco, lo electrónico toma cierto protagonismo en relación a lo folklórico. El disco los reafirma como una banda a tener en cuenta en un panorama musical español que parece atravesar un momento fermental y que no trata de ser una versión pintoresquista de sí mismo. Sino que refleja el sentir de una generación que integra folklores locales a tendencias globales. Este momento lo podrían escenificar otros exponentes vinculados a tres regiones españolas muy distintas entre sí. Y, en este sentido, si Barcelona es Rosalía y Madrid es C Tangana, Califato ¾ es Andalucía. Pero una versión de la identidad andalucense lanzada a ser producida, construida y no restringida, que bebe de los elementos tradicionales pero no se limita a ellos. Lo andaluz, entonces, no es una “arcadia a la que regresar”, sino que opera como “un horizonte al que perseguir”, como se escucha la canción de Califato Mençahe der Profeta.
En relación a la cultura rave de música electrónica la banda parece resistirse a ciertas dicotomías. En el libro Energy Flash de Simon Reynolds se propone que para entender a la cultura rave, se puede apelar a dos tendencias dentro de lo que debería ser lo rave. Por un lado, existe un discurso “trascendentalista” y neo psicodélico donde el éxtasis y el baile funcionan como potenciadores de una fusión oceánica con la humanidad; y por otro, la cultura rave dentro de la “cultura de la prisa” de placeres adolescentes y emociones baratas. A estas dos formas, le agregaría una tercera, algo más urbana y alienada, vinculada a las distopías dubstep del sello inglés Hyperdub (su canción La Puerta recuerda mucho al tratamiento de la voz en algunos productores del sello). De todos modos, quizás para entender la fusión electrónica de Califato haya que ir a un concepto muy andaluz. A algo a lo que los españoles llaman duende.
En Juego y teoría del duende el poeta Federico García Lorca explica lo que es tener duende. Y se listan las bases fundamentales de un concepto muy flamenco, caprichoso, ilógico, escurridizo y metafísico. Tiene duende aquél que posee el don de la generación de “sonidos negros”, sonidos misteriosos que son “las raíces que se clavan en el limo que todos conocemos, que todos ignoramos, pero de donde nos llega lo que es sustancial en el arte (…) Un poder que se siente pero que ningún filósofo explica con claridad.”
En ese territorio, en esa frontera, donde parecen terminar las palabras y da comienzo la música, y, en este caso, la música electrónica con duende, es dónde Califato 3/4 se ubica. Y si la banda tiene o no tiene duende, bueno: eso lo juzgará cada uno yendo a escucharlos. Yendo a esta música de fronteras abiertas al siglo XXI.