Por otra parte, su imagen guarda cierta distancia del trap. Davus se aleja de estereotipos de género, por ejemplo en relación a una masculinidad heteronormativa como se aprecia en Nosoygay. Y en sus carátulas también hay más enlaces. Mula tiene lo que parece ser un muestrario de objetos en desuso (hay un Motorola V3 y un Playstation) que recuerdan a la estética vaporwave, caracterizada por elementos del diseño web de finales de los noventa (su página web) y un gusto casi obsesivo por objetos renderizados en 3D, como en la tapa de Mandinga (2019).
Davus parece seguir, en palabras del autor Herman Mellville, un método de composición “que lo constituye un cierto y cuidadoso desorden”. Compone como si se tratase de una música sin bloqueadores de anuncios donde irrumpen sonidos y referencias por doquier. Como haciendo un shitposteo musical, mete mucho todo el tiempo. Es una música sin adblockers, como casi una especie de spameo. Por ejemplo en Sepiyito podemos escuchar la voz de loquendo y en Cachichen un “Tirando rap consciente”, latiguillo que recuerda a los freestylers que se suben a los ómnibus capitalinos para rapearle a los pasajeros. En sus canciones también hay lugar para el pop como en Magenta y para el romanticismo como en Tu cadenita de oro.
Hace días Davus sacó una encuesta en su Instagram en la que preguntaba “¿A qué le darías más bola: a un álbum de 24 temas o a cuatro mixtapes de seis temas cada uno?”. Ganó seis mixtapes con un 57% de los votos. Este resultado echa cierta luz sobre Davus, en donde coexiste un cuerpo formal de discos centralizados en Spotify con una proliferación de ediciones dispersas encarnadas en videoclips, mixtapes y singles. Davusito crea así una obra multimediática compuesta de muchos formatos y emitida por distintos canales. De los cuales destaco su perfil de Instagram donde muestra su estilo, otro aspecto definitorio de su trabajo como artista. Ya que el loco Davus también ha trabajado como modelo para marcas y su cuerpo es un lienzo en el que desfila un santuario de ropas de segunda mano, muchos colores, tatuajes; junto a sus bigotes y su barba mutton chop, que ya es una marca de la casa.
En el libro La intimidad como espectáculo, la antropóloga María Paula Sibilia esboza algunas líneas para entender cómo son representadas las identidades en el mundo de las redes sociales. Sibilia sugiere que en nuestros modos de representarnos hay una megalomanía narcisista (manifestada en subir mucho sobre uno mismo), y una escasez de pretensiones (cuando compartimos banalidades de la vida cotidiana). Elementos que coexisten en pie de igualdad en los perfiles de los usuarios. La música de Davus, en tanto un reflejo de su contemporaneidad, tiene tiene algo de esto: hay modestia (en sus letras se permite comer pollo con arroz), pero también hay, como en otros hip hoperos, bragging. Davus podría braggear sobre sí mismo por sus plays en YouTube o en Spotify ya que es sin duda uno de los reyes sin corona del hip hop local, que avanza a través de las redes como uno de los más escuchados.
Una de las frases célebres que va dejando la cultura trapera es “Trap no lo entenderías”. Hace unos días internet perdió a Yahoo Answers, sitio web al que los usuarios acudían para que otros les sacaran dudas que iban desde lo ingenioso, lo existencial, hasta lo práctico. Por suerte, si no entendemos algo sobre Davus aún podemos recurrir a Google, consultarle y así entender el sinfín de referencias que transforman al loco Davus en una máquina de editar canciones con swag y pimpeo.