Juan Celofán vuelve de Chile para presentarse por primera vez en Montevideo

Kristel Latecki

Juan De León siempre supo que iba a ser músico. De chico encontró una guitarra en su casa y empezó como un juego. Más adelante estudió a los Beatles y formó bandas con amigos, con las cuales aprovechó el furor rockero de principios del milenio para tocar en varios bares. 

Pero a los 21 dejó la Facultad de Sociología para dedicarse de lleno a la música. Y al poco tiempo nació Juan Celofán, un seudónimo que encontró para ponerle nombre a un EP de canciones que armó para llevárselas en la valija y partir a Chile, meca del pop del continente y lugar donde su música comenzó a florecer.

“Pintó la idea de ir a Chile y hasta ese momento no tenía intención de hacer algo solista”, cuenta Juan. “Me inventé un proyecto para llegar con algo. Fue súper express, grabamos en diciembre y me fui en febrero. Y con esas grabaciones pude tocar un poquito en Santiago. El primer año me movía con esos temas”.

En sus primeros tres años en Santiago, entre mudanzas y cambios, creó su primer disco. Tránsito salió por el sello Carbón, y además de permitirle crear una carrera musical en un país que no es el suyo, fue muy bien recibido por la prensa y el público local.
 
Ahora está preparando su segundo trabajo, del cual ya presentó el tema No me sale nada. Y es con él que llega por primera vez a tocar a Montevideo, hoy en Inmigrantes junto a Piel, y el sábado en Proyecto CasaMario con Fede Julen.

Previo a sus shows, hablamos con Juan de su música, la influencia chilena y volver a tocar a su ciudad. 

Tus primeras canciones ya se enmarcaban dentro del pop electrónico. ¿Cómo hiciste el pasaje de la guitarra a los instrumentos electrónicos?
Empieza todo por el interés de hacerlo. Entrás a investigar y te ponés curioso. Tuve años que me interesó mucho la música electrónica y después tuve años de mucha fascinación por los instrumentos electrónicos, que creo que es lo que se involucra más en mi música. Son más los instrumentos que el concepto de música electrónica. Me encantan los aparatos. 
Acá en Montevideo tenemos a un gurú de los sintes que es Daniel Anselmi (que produjo Celofán, una de las canciones de su primer EP). Me encantaba ir a lo de Daniel y mirarle todos los aparatos. Después me compré un sinte y con la compu empecé a hacer cosas. Tuve muchos años obsesivos con los sintes y las máquinas de ritmo, y eso lo fui metiendo naturalmente. 

¿Por qué terminaste en Chile?
Fue azarosa la decisión. En ese momento estaba con una pareja y estábamos pensando en ir a Buenos Aires, México o chile. Yo en ese momento estaba escuchando discos de allá, estaba floreciendo toda esa escena pop chilena que la rompió, y eso me interesó mucho. Me interesó que se estaban haciendo cosas que me encantaban. Y dije “vamos para allá”. No tenía mucha data, era cerquita, pero era distinto al mismo tiempo.
 
¿Cómo conectaste con la escena musical de la ciudad sin conocer a nadie?
Moviéndome, mandando mails, hablando con gente. Tuve la suerte también de conocer a gente muy copada que al toque me integraron a determinados circuitos. Estar en contacto con colegas para un músico es fundamental, y si estás en otro país lo podés llegar a sufrir un poco. No tener contacto con músicos es jodido. Pero se fue dando naturalmente. También, uno genera ahí un espíritu de jungla. Estar fuera de tu lugar es buenísimo, te hace crecer un montón. En ningún lado nadie te va a hacer un favor y mucho menos en otro lugar. Allá me preguntaba “¡por qué nunca tuve este espíritu en Montevideo!”. Pero bueno, es algo que también aflora cuando estás solo. Es medio ley de supervivencia. Y fue así, muy intuitivo todo.

¿Cuándo fue tu primer toque allá?
A los dos meses. Estaba re asustado me acuerdo, nunca había tocado esas canciones, nunca había tocado solo en mi vida. Fue re loco. No sabía cómo tocar, entonces pasé por periodos de banda y de querer tocar solo. Quise formar formato cantautor de guitarra y voz y no me gustaba lo que me salía. En fin, pasé por mil cosas. Y después ya me puse a trabajar en mi primer disco. Eso me llevó un buen tiempo porque mientras tanto había que laburar, sobrevivir con cualquier cosa. Un caos. 

¿Tránsito es un disco nacido en Chile?
Son canciones que se compusieron allá en el medio de todos esos años de adaptación. Y después las grabamos con un grupito de gente que me ayudó un montón. Encontré allá gente muy interesante con la que ahora sigo trabajando. Sobre todo con Martín Pérez Roa que es el productor de los dos discos. Es mi partner de producción. Fue un disco que se hizo en laboratorio, bastante íntimo, muy mano a mano. Y cuando necesitábamos un músico amigo ahí aparecía alguien. Yo grabé muchas cosas también. Pero como era un disco más de máquina pudimos resolverlo entre los dos. 

¿Que sentís que asimilaste de Chile y quedó plasmado en el disco?
La gente con la que trabajé influyó en el resultado final, lo transformó. Es un disco hecho allá, con todo lo que eso implica, pero hecho por un uruguayo. Lo otro tiene que ver con un lenguaje pop que no es de Chile, que tiene que ver con algo más global. En ese caso tal vez Uruguay es más particular, porque nos cuesta un poco más algunas propuestas más pop. 
Creo que también discos que escuché de allá y de muchos otros lugares. Como que me llegaron discos o hablé de discos con gente que quizás acá nunca hubiera hablado. De alguna manera allá siento que la comunidad de músicos es poco prejuiciosa con respecto a géneros. Es música y está todo bien. Quizás acá me daba un poquito de pudor.

¿Cómo qué?
No sé. Rihanna por ejemplo. Me encanta, pero probablemente acá nunca hubiese hablado del disco de Rihanna de una manera seria. Ahí quizás hay una influencia de ese espacio. 

Ahora ya estás con un nuevo disco. ¿En qué proceso está?
Está terminado hace unos meses y va a salir en octubre. Son ocho canciones y es un disco mucho más tocado, más orgánico. Hay mucha guitarra y batería, muchos músicos también participando. Es bien cancionero. Quizás es un poco más directo en cuanto a la lirica. Está todo más expuesto. El lema fue hacer estas canciones con lo que hay ahora. Y se muestra así tal cual, sin maquillaje sin nada. Lo grabé con amigos en un estudio en mi casa, entonces permitía eso de estar en chancletas y grabar lo que sea. Hay mucha cosa de primera toma. Me interesó mucho invitar a músicos amigos sin pasarles nada antes y capturar lo que pasaba en el estudio con el primer approach a la canción. Y eso dio unos resultados buenísimos. Quizás es todo lo contrario al anterior, que fue grabar y revisar y darlo vuelta. Por supuesto que hay mucho rigor acá, pero también tiene esa cosa salvaje y espontánea que está buena. Era lo que podía hacer también, porque fue un momento caótico el año en que lo grabé. Entonces no podía planificar mucho.

¿Todos los discos te están saliendo en momentos de caos?
Sí, (risas). Parece que sí. Creo que este un poco más, pero quizás el otro es un poquito más sobrio. Tiene una cosa más tímida. 

Sí, al menos en No me sale nada tiene otra confianza
Sí, el primero parece que llegué diciendo: “hola soy uruguayo, soy tranquilo”. Este también es re tranquilo. Soy yo pero ahora me importa un carajo.

Tiene un tono medio melodramático.
Hay mucho de eso en las letras. Jugar con eso. En el show en vivo solo hay una idea de jugar con lo romántico, que es una idea súper bastardeada. En el disco también. Está lleno de decisiones arbitrarias que le hacen bien, hace que suene fresco. Eso me gusta. 

Hoy va a ser tu primer show en Montevideo. ¿Cómo se dio esta llegada después de tanto tiempo?
Tenía ganas hace mucho tiempo. Creo que no lo había hecho antes por una cuestión circunstancial, porque en un momento implicaba venir con la banda y no encontré las maneras de hacerlo. Y recién ahora estoy afirmando un formato solo, que me parece re interesante y me divierte un montón. Entonces ahora es más sencillo. Voy a viajar bastante este año precisamente por eso. 
Y para mí es hermoso. Aparte siempre tenía la idea de cuando vaya a Uruguay tiene que ser con el mejor show de mi vida (risas). Pero ahora necesito desmitificarlo un poco, para mí personalmente. Voy a dar un show que va a ser re especial para mí, y tiene un peso re importante. Va a estar mi mamá y mi padre viéndome. Va a ser re lindo, pero también va a ser como cualquier otro show.