La Foca: los viejos recuerdos y los nuevos

Foto: Lucía Aguirre

Kristel Latecki


La Foca guarda muchas cosas. Fotos, afiches y recortes de prensa; amistades de la infancia y recuerdos. Todo eso que guardan, ahora en 2022 volvió de maneras impensadas. Por varias circunstancias, su octavo disco encontró a la banda en un lugar diferente. El de revisar y revalorizar sus vínculos, el de abrir cajas y carpetas para buscar mementos, el de atravesar un duelo tras perder a uno de sus amigos más cercanos. Todo eso quedó plasmado como una foto  en las canciones y el arte de Los Nuevos Recuerdos Vendrán.

Junto a Federico González y Diego Lorenzo volvimos hacia atrás para recorrer el camino que llega hasta su próximo show, el 20 de agosto en La Trastienda, donde presentarán este disco acompañados –como siempre– de las amistades. A quienes participaron de la grabación se les sumará además El Robot Bajo el Agua, que abrirá la noche. 

Aunque a priori lo parezca, este no será un recorrido triste. Las risas y las anécdotas empiedran el camino. Porque al final, y a pesar de todos los chistes sobre la depresión, la lluvia y los días grises, su música melancólica y explosiva, La Foca es una banda optimista.

Me gustaría que me cuenten el contexto en el que salió este disco y después vamos a avanzar en el por qué. ¿De dónde salieron estas canciones?
Federico González:
En este caso las canciones fueron en un 80% compuestas en 2020, ponele que alguna estaba antes, sobre fines de 2019. Terremoto y Son Solo Ustedes, creo que esas dos.
Más allá que uno no se sienta a lamerse las heridas o a mirarse el ombligo, porque la cosa estaba mucho más jodida que de lo que vivimos nosotros, está metida adentro la pandemia claramente. Pero después, lo que pasó fue que empezamos a grabar el disco en febrero, y en mayo falleció un amigo muy querido, Alejandro Torre. Podríamos decir que era un integrante de la banda. Está en la tapa del disco. Y claramente, si bien la canciones ya estaban compuestas, el disco está trascendido por esa situación. Sería una bobada no decirlo, pero es un poco el duelo de esa pérdida. No es que hayamos cambiado todo, porque en realidad las letras son las mismas, pero creo que tomó un giro un poco más crudo o más vomitivo en algunas partes.

Diego Lorenzo: Incluso no sé si Pablo (Grinjot, músico argentino, amigo de la adolescencia) hubiera participado.

FG: Claro, algunos invitados entraron también. Pablo entra porque era muy amigo de Alejandro. Y también paramos unos meses. Dicho de manera si se quiere “positiva”, demoramos mucho más tiempo de lo que hacemos un disco. Normalmente lo grabamos en tres meses, cuatro afuera y bailando. Pero estuvimos un año. Nosotros siempre decimos lo mismo: tenemos ocho discos, siempre creemos que el nuevo es una cosa que nunca hicimos. Y después lo miramos y decimos "ta, más o menos lo mismo" (Risas). Pero lo que sí podemos decir que somos nosotros en este año.

DL: Es eso. Pero creo que preguntabas por la pandemia, si afectó o no. Yo creo que internamente a todos nos afectó, en todo sentido. De repente nunca habíamos estado tanto tiempo sin juntarnos a ensayar. Tuvimos una versión de Terremoto que cada uno grabó en su casa. Ahí el volver a ensayar fue muy positivo para nosotros. En el sentido de reconocer que tenés algo que es muy lindo. Muy preciado. Por eso tuvimos como un acelere ahí.

A Alejandro lo llegué a conocer. Pero cuéntenme sobre él.
FG:
Era un personaje muy conocido, que murió como vivió: a lo grande. Él fue, entre otras cosas, nuestro primer sonidista cuando tocamos en el 93. La foto de la tapa del disco la sacó Pablo cuando lo habíamos conocido hacía una semana.

DL: Nunca tocó con nosotros por cómo era él… porque no quiso. Por ahí nunca iba a tener esa constancia que teníamos nosotros.

FG: Él hizo el arte de un millón de tapas de discos nuestros. Es amigo desde que teníamos 16, 17 años. Él pasaba la Navidad en casa, por darte un ejemplo. Era parte de la familia, de todos. Fue muy chocante. Además de la pérdida en sí misma, también fue el primer amigo que fallece. No entendíamos nada.

DL: Pablo lo presentó el último día del verano, que él se iba. Entonces cuando nos vuelve a ver, con él ya estábamos haciendo cualquier desastre. Pablo no entendía nada.

FG: Estuvimos presos juntos.

DL: Nos habían llevado detenidos por hacer ruido en la calle.

FG: Él era más grande que nosotros, había cumplido 18. Nos pararon, y a él que no se callaba la boca lo mandaron para adentro. Yo fui a buscar al padre, imaginate. Y el comentario de Pablo era "bueno, ya veo que la amistad funcionó. Lo dejo un año y ya están presos juntos al otro" (Risas). Hay muchas historias con él. Nosotros lo recordamos con alegría, porque era un tipo muy alegre. El disco termina con un último audio que me mandó. Nos pareció bien cerrar el disco con su voz, siendo él en estado puro. Y la canción de alguna manera también cobró otro significado.

La primera pregunta venía porque me parece que el disco es bien una unidad. Tiene un lenguaje que ya los caracteriza, pero también una estética y ciertas cosas que se repiten que me llevan a pensar en una temática que atraviesa todo.
DL:
Yo lo siento temático. Como va en una línea todo, ¿no? Por ejemplo, en cuanto a la energía. Para mí por el hecho de haber cortado tanto tiempo por la incertidumbre sobre lo que iba a pasar, cuando lo retomamos casi que lo mirábamos como diciendo "esta es la bala de plata". Y se sumó Fabrizio (Rossi) que es un loco con una energía. 

FG: Estéticamente es verdad. Es el primer disco que tiene como interferencia clara, entonces eso también lo convierte en una pieza distinta e identificable. Fabri nos sacó de la zona de confort, lo que pudo. Y eso "lo sufrimos", pero lo fuimos a buscar para que lo hiciera. Por esa cosa analógica que tiene. Por ejemplo, las voces tienen varias capas, chiquititas. Todo lo mirás y tiene como una cosa para adentro. Eso también le da al todo algo que lo unifica y que para mí lo saca de otros discos. Es verdad.

¿Qué significa que lo sacó de la zona de confort? ¿Qué le qué les hizo hacer?
DL:
Nosotros estamos acostumbrados a dominar más al que grababa.

FG: Salvo con Juan (Stewart, músico y productor argentino, también amigo de toda la vida), que no lo dominábamos pero nos conocía tanto y nos grababa tanto que era lo mismo. Era uno más. Y Fabrizio no lo impuso, pero en los hechos tuvimos otras reglas de juego. Hicimos casi cinco tomas cada tema. Nosotros hacíamos una, a lo sumo dos cuando estaba horrible la primera. Una vida grabando siete discos en una toma. Sí, tuvimos un productor diferente por primera vez, y él prioriza que todo tenga textura. 

DL: Es terrible productor.

En el disco hay muchas alusiones al tiempo. En Terremoto dice “La noche dura seis meses / La vida pasa seis veces”. Siento que refleja esa falla temporal que tuvimos durante la pandemia. Pero justo es de los temas que aparecieron antes. 
FG:
Esa canción está escrita a partir de otra pérdida, también inesperada. No la pérdida en sí, sino en los efectos que tiene. Por eso dice: "Formaremos otra cosa, un terremoto". En definitiva nosotros siempre decimos que queremos aportar una solución al problema. No regodearnos en la tristeza y todo eso que no lleva a ningún lado. De una manera, el tiempo es sanador. Alude al tiempo en ese sentido. “La noche dura seis meses”, ta, más de seis meses no va a durar. Hay otra gente que está viviendo, agarrate eso y dale para adelante. Ante esa situación no te queda otra. Ese por lo menos fue el objetivo: describir una situación que después sí se aplica a muchas cosas que pasaron. 

Pero está bien lo que decías vos del tiempo. Sí, es un tema central. Se fue. A mí me gusta también mucho eso de describir situaciones. Eso se lo afano burdamente a Robert Smith, lo de describir el momento inmediato anterior o posterior de algo disruptivo. A una discusión, a una ruptura, a una alegría o lo que sea. Me gusta meterme ahí. Digo que se lo robé a él porque hace muchas cosas de esas.

¿La Fiebre sería un ejemplo de eso?

FG: El momento previo a una discusión, esa cosa tan tensionada. Es eso. Y eso que la música es tranquila. Pero me parece que es lo que también pasa en las peleas más duras. Es esa tranquilidad falsa. El Rayo también.

Y por supuesto, los recuerdos son otro de los grandes temas del álbum. Está en el arte del disco, y además aprovecharon la movida para volver al presente varios momentos pasados. ¿Por qué eligieron este nombre tan contundente?
FG:
Para mí es un título que da pelea. Es contestatario, y quiere ser positivo. Ya está, yo voy a construir, porque sino no tiene sentido nada. Esto es así: nosotros tenemos una función, una responsabilidad sobre la gente que nos escucha. Así sean tres, cuatro o no sea ninguna. Todo bien, nosotros hacemos los chistes con la depresión, la lluvia, nos cagamos de risa con todo eso. Ahora, las situaciones son complejas y lamentablemente varios de nosotros vivimos situaciones cercanas, complejas de verdad. Pero lo que queremos hacer es construir. Y como te decía, eso se basa en dar una solución al problema siempre. Y en un punto creo que es lo que nos mantiene también.

DL: Es así. Y es bueno porque suena fuerte. Como que te marca el camino, ¿no? Faltó ponerle “los nuevos recuerdos tendrán que venir”. Más mandatorio.

Al final son unos optimistas.
FG:
Del carajo. Veníamos del humor, estuvimos por ir a Tinelli así que imaginate.

DL: En realidad todo lo que hacemos es desde el optimismo y el buen humor.

FG: Justamente es una forma de valorizar las cosas. Y sacar para afuera obviamente. Me parece que también se asemeja un poco más a la vida real.