Patricia Turnes le canta a las víctimas del amor

Foto: Camila Caballero

Foto: Camila Caballero

Kristel Latecki

Como en una tarde de 2017, cuando apenas había salido su primer disco Lentes Oscuros, nos encontramos con Patricia Turnes en un bar del centro. Hace tres años era tímida pero verborrágica, evadía la mirada mientras explicaba el camino que la llevó a aprender guitarra y empezar a hacer sus propias canciones. Ahora, afirma con vehemencia que su vida cambió rotundamente. Logró encontrar una manera de expresarse, canalizar sus problemas y contar las historias que quiere contar. Se conectó con gente nueva, que se acercó a ella gracias a sus canciones, que le mandan mensajes de felicitaciones o le piden la lista de los temas al finalizar el show. 

“Me cambió la vida”, vuelve a sentenciar, “desde amistosa hasta laboralmente. Llegaron todo tipo de situaciones beneficiosas. Y aparte arranqué con un camino musical que después se hizo un vicio. Tenía que seguir haciendo canciones. Cada vez le dedico más tiempo, hoy por hoy el dedico dos horas por día. Y antes le dedicaba menos”.

Pero luego de aquel primer disco de canciones acústicas, crudas y despojadas, atrevidas en su rareza y disonancia, incentivada por Flavio Lira y Fabrizio Rossi creó un disco totalmente diferente. Yo tenía una vida es más producido y experimental, definitivamente más pop y sonoramente diverso -desde los géneros musicales utilizados hasta su voz tienen una nueva plasticidad-, pero mantiene su extrañeza y su punto de vista particular. Su esencia.

En Yo tenía una vida el hilo conductor son las relaciones humanas y el amor, pero no en su apogeo sino en su quiebre, en su peor y más terrible momento. Es algo que Patricia define con una clara frase de John Cassavetes: "Bueno, la vida es una serie de suicidios, divorcios, promesas rotas, niños destrozados, lo que sea". O mejor, con una frase de John Waters: “¿Y el amor no nos salva? Esa terrible y excitante enfermedad que para mí se siente como un trabajo de tiempo completo. ¿Acaso no es el amor lo que uno hace tratando de recuperar lo que los padres no te dieron antes de los tres años? Una cosa que aprendí en terapia es que eso nunca se recupera, así que superalo, ¡por Dios! Hacete amigo de tu neurosis". 

Eso precisamente parece estar haciendo Patricia con sus nuevas canciones, canalizando experiencias y terribles historias de otros, que supieron sacudir y torturar, pero ahora parecen meras anécdotas que indican que uno ha crecido y evolucionado. 

 

¿Lentes Oscuros te destapó la creatividad?
Me parece que sí. Te acordás que en tu nota habías puesto que era un trauma o algo así (risas). Cuando lo leí vi que así era una manera de resumirlo bastante clara. Si bien no lo había dicho de esa manera, es tal cual. Ahora eso se destapó y con eso se destaparon muchas cosas. Porque ahora siento que vivo desde algo auténtico. Estoy más contenta. Hay otras cosas capaz que no cambian: los problemas, las neurosis de siempre. Pero lo básico cambió, me siento más sana. No sé si a todas las personas les pasa eso con la música, pero a mí me hace disfrutar más de todo, y creo que cada vez tengo que dedicarle más tiempo, estar más rodeada de gente, amigos que están en la música, hacer salidas lindas. Los toques siguen siendo lo que más sufro, pero grabar me encanta. A tocar en vivo todavía no le encontré...

¿La gracia?
No, no le encontré la gracia. Me gusta más componer y grabar.

¿Y esa instancia de que se acerque la gente y te comente cosas?
Sí, pero no es lo que más disfruto, sobre todo por los nervios de tocar. No por esa segunda parte que decís que es linda.  Han pasado cosas rarísimas, como que un ex lejano fuera a verme. No fue ingrato, pero también tiene cosas sorprendentes. Estuvimos hablando pila, todo bien. 
Estás abierto a la gente, ponés que tocás en un lugar y se te puede acercar cualquiera. Tipo novela de Nick Hornby, pasan esa cosas raras. Siempre es cómico igual.

Este disco comenzó con la propuesta de Flavio y de Fabrizio de producirte y cambiar tu sonido. ¿Cómo recibiste esa idea? 
Yo siento que me sacaron un traje de buzo y me dijeron: "ahora nadá desnuda". Por más de que ya había trabajado con Fabrizio y Flavio ahora fue distinto. Yo tuve que renunciar al control de los temas y ellos iban a decir “sí”, “no”, “no estoy de acuerdo”, “este tema no”. Entonces me sentí un poquito intimidada. Por un lado fue “wow, qué bueno esta oferta que me hicieron”, y por otro fue "¿estoy a la altura de esto?" y después "¿tengo ganas de esto?". Fue todo muy sorprendente.
Yo había pasado el verano componiendo y arreglando canciones, y cuando llegó el invierno en un recital Fabrizio me dijo que había hablado con Flavio y que querían grabar el disco, pero que ellos dos fueran mi banda. Después alguna vez tocar en vivo, y ahí estaría eximida de tocar la guitarra. Lo que querían era que luciera la voz, que pudiera cantar y mostrar mi parte cantante, luciera las melodías y que me vistiera de vestido... no sé, divagaron. Al final los dos fueron los productores. Yo también, pero no me puse para destacarlos a ellos porque la verdad que hicieron pila. 

¿Llegaste con demos o canciones armadas?
Yo llegué con las canciones apenas sostenidas por el instrumento y voz. La primera vez que las toqué estaban los dos y al rato apareció Fran (Trujillo). Él no estuvo en el proceso del disco pero algunas cosas siempre hacía. Una vez grabó, también hizo colaboraciones, así que considero que estuvo ahí presente, como de ángel.
Fabrizio y Flavio entonces escucharon las canciones e iban anotando en una libreta todo lo que les parecía. Me costó pila esa vez. Flavio dijo que le parecía todo muy canto popular, MPU. Que le hacia acordar a Los que iban cantando, Leo Masliah, Mariana Ingold, Estela Magnone, Sylvia Meyer, tiró ahí cualquier nombre. A él le pareció que era todo un homenaje a eso. En principio las canciones tenían esa onda, y en realidad mí me hubiera gustado más eso en ese momento. Pero me parece que la gracia de esto fue lo que me dijo Fabrizio la primera vez: “acá vas a tener que soltar y renunciar al control de todo, porque nosotros vamos a trabajar contigo y mutar contigo, y lo que salga va a ser otra cosa diferente a lo que traigas la primera vez”. Y fue mucho mejor.

Te arrimaron a lugares bastante extraños.
Sí, ninguno al que no quisiera ir (risas). Por ejemplo, Nuestro perro fiel -la cumbia-, antes era una cosa re melosa y re dramática, una balada triste en teclado y mal tocado. Flavio lo escuchó y dijo que ya teníamos muchas baladas, pero yo no estaba dispuesta a renunciar a la letra ni a la canción. Yo había estado haciendo unos experimentos en casa porque me di cuenta que eso no les iba a gustar. Con mi pareja pusimos un teclado enorme arriba de la mesa y nos pusimos a joder. Yo quería que fuese medio cumbia e hicimos una versión, que era más o menos esto pero mucho más primitivo y a ellos les gustó mucho más. Por eso Flavio dice que aprendí muchas cosas en este disco, como pasar de una balada triste a una cumbia.

“Por más de que ya había trabajado con Fabrizio y Flavio ahora fue distinto. Yo tuve que renunciar al control de los temas. Entonces me sentí un poquito intimidada”.

Patricia Turnes

Contame de De la noche a la mañana, que no solo es muy particular por el trap, sino que tiene un efecto de voz también.
La letra hay mucha gente que no la entendió, pero es del punto de vista de un hombre que recuerda un amor que se vino abajo. Simplemente eso.
Para este disco tenía una lista de cosas que quería: folklore, vocoder, bailable, y también otras cosas. Y tenía ésta canción que no iba para ningún lado; no la habíamos trabajado mucho, la habíamos grabado pero quedó ahí. Entonces, le dije a Fabrizio si probábamos el vocoder con esa, y la hicimos en esa onda de trap. Fabrizio alteró toda la melodía y metimos muchas cosas. El coro que hizo él que quedó buenísimo, él tiene algo medio soulero que a veces saca en Mux y no se da cuenta que está buenísimo. Flavio le hizo un bajo tremendo. 

 Y tiene también el solo de guitara. Llama la atención ese volantazo acústico. 
Sí, aparte al principio no la hacía así, pero le dijimos que tocara como si estuviera en La isla bonita, bien así exagerado. Lo que tiene Fabrizio es que es un músico bien plástico, va para cualquier lado que le pidas y es muy intuitivo. Y Flavio tiene mucho swing, mucho rock; él toca una cosita y ya queda algo divino. Y de ideas ni te digo, pila de ideas. Y es re obsesivo. Estaba obsesionado con el orden del disco. Para mí la gente escucha cualquier cosa de cualquier manera, pero para él tenía que contar algo y estaba bueno que terminara en Huellas porque decía que ahí como me había sacado de encima la figura que me atormentaba. Yo no lo veía así, pero no importaba. Estaba bueno que después todas esas cosas de relaciones toxicas a lo último se decida sacarse de encima y olvidarse de otro.

Este es precisamente un disco que carga con un montón de vínculos bastante feos, bastante jodidos. Como la historia del padre que apareció o de gente que caga a gente, el perro que se muere. 
No quiero quedar mal, pero así veo yo el amor, no lo veo de otra manera. No lo veo como rosas, capaz que solo el primer año. Después hay pesadillas de todo tipo. Pueden ser esas, u otras más normales. No lo veo idealizado y ya el próximo disco seguro va a ser sobre esto mismo, sobre las relaciones. Creo que se va a llamar Todo lo que no se cuenta en las canciones de amor, porque hay una canción que se llama así. 
Y como te digo, para mí siempre hay una víctima o algún destrato o mismo en las relaciones entre padres e hijos hay situaciones violentas voluntarias o involuntarias. 
Me contaste que tu padre apareció, que es re dramática, es sobre un amigo. Fue re fuerte. Cuando los hombres cuentan historias me matan, me parten al medio, por cómo sufren por las cosas que les pasaron. Es muy fuerte de escuchar, porque en general hablan de fútbol, discos, todo cosas externas. Pero cuando te cuentan algo es porque es una historia de terror. Mandan todo para adentro y en algún momento tiene que salir.
Cuando yo no podía procesar algo antes por ahí se lo contaba a alguien, ahora capaz que hago una canción, porque me sale. Incluso cosas que son graciosas.

¿Como Yo tenía una vida?
Esa la hice jodiendo en casa. La hice en una onda re paranoica. A veces cuando estoy de mal humor me pongo a grabar. Ese tema es un concepto, esa canción en sí es decirle a alguien: “mirá que tengo una vida aparte de vos”. Después me di cuenta que a todos los personajes de las canciones tenían una vida hasta que les pasó algo. Lo del padre, el perro y yo misma. 

Y volvemos a Nuestro perro fiel.
Yo quería hacer una canción sobre un perro que fue testigo de una historia truculenta como la que me pasó a mí, porque eso me pasó. Pero quería que sea desde el punto de vista del perro y como él lo sufre, pero todo inventado por ella que es una dramática. Está influenciada por una canción de Vainica Doble que Flavio había pasado en su programa Aleatorio de Winamp, sobre un gato que se llamaba Félix, al que un tipo le pega una patada y lo mata. Entonces la mujer canta (hace una voz melódica re impostada) "que le has hecho al gato". Para mí era genial hacer una canción así, es lo más. 

Este disco entonces está repleto de pequeñas historias cuyo hilo conductor son esos vínculos horribles.
El hecho de que terminen mal no significa que no hayan tenido un momento de plenitud. Sino que ta, las canciones retratan el momento donde está todo mal. Lo único bueno que le veo a todo esto es que de los dramas podés hacer algo jugoso. Hay gente que hace plata, por ahora yo mucho no. Algo entró, pero más que nada saqué alguna enseñanza de todo. No sé si enseñanza, pero ya poder plasmarlo es algo bueno.