Dani Umpi y la delicada combinación de emocionar y hacer bailar

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Kristel Latecki

 

Las mejores y más grandes canciones de pop bailable son aquellas que al mismo tiempo te mueven y te generan una respuesta emotiva. Está esa categoría de "llorando en la pista", cuya reina indiscutida es Robyn, gracias a colosos como Call Your Girlfriend y sobre todo Dancing on my Own. También están las "canciones de empoderamiento" que van desde Girls Just Wanna Have Fun hasta Single Ladies, Firework, Born This Way , y las más nueva New Rules de Dua Lipa. Y obviamente, están las "épicas románticas", canciones que llevan una carga radioactiva de dramatismo, estribillos coreables/gritables y sobre todo, una liberación catártica. Sea I Will Survive, Like a Prayer, StrongerBad Romance, y un poco de Cut To The Feeling de Carly Rae Jepsen (artista ampliamente ignorada y genial artesana de la canción pop). 

Es en esta categoría que Dani Umpi ha aportado excelentes canciones. De Perfecto (2005), su disco debut, cuenta con Dark room, Hoy no voy a salir, Atracción, y bueno, casi que el 90% de ese álbum. Por algo lleva ese título.

En Dramática (2009), su siguiente álbum de versiones acústicas junto a Adrián Soiza, abandonó la veta bailable y se quedó solo con la emotividad. Y en Mormazo (2011), volvió a la pista con Faltó un abrazo, Mi Charles Manson y el imparable Tres pasos, todas canciones para bailar cerrando los ojos y coreando el estribillo.

Dani, como buen escritor, sabe capturar las sutilezas del romance, la vida nocturna, el levante despreocupado. En Perfecto tenía versos profundamente empáticos como "Hoy no voy salir, hoy voy a ser feliz / Te dejaré la ciudad esta noche sólo para ti", cosas que cualquier persona que acaba de vivir una ruptura en Montevideo puede llegar a sentir. En Tres pasos habla de la histeria del romance digital; en Nueva generación es el descubrimiento de un círculo diferente de gente que te encuentra más interesante que tus viejos amigos. 

Encontrar el punto justo entre el pop infeccioso y la lírica inteligente, humorística y al mismo personal y universal, es el gran talento de Dani. Y es por esto que un nuevo disco suyo faltaba y mucho. 

Y así llegó Lechiguanas, seis años después de aquel Mormazo, y con una nueva oleada de canciones que mantienen la misma frescura pero suman una nueva capa de sofisticación, y, según contó Dani a PiiiLA, finos sintetizadores a la europea.

Esa diferencia es notoria. La producción de Jean Deon (colaborador de Diosque) equilibra perfectamente lo moderno con lo heredado de décadas atrás. Al mismo tiempo que Dani y Juan Cruz (aka Maricas Malas) siguen luciéndose con las letras, esta vez más evocativas que linealmente narrativas.

Las dos canciones que sirvieron de single, La Yuta y Tebas son sus nuevas y excelentes contribuciones al pop épico y dramático. La Yuta va in crescendo hasta llegar a su estribillo exclamativo, catártico y con tintes de barra brava. Es la canción que sonoramente sirve de puente con Mormazo y que oportunamente fue lanzada hace ya mas de un año.

Pero Tebas es el tema que devela el trabajo de capas sonoras que se verá en el disco, y ofrece detalles como unas preciosas teclas en el fondo de los versos. Es una canción de despedida, aunque no definitiva: "Y si, al regresar ves que está cerrada mi puerta / sabes que siempre una ventana queda abierta / para que entres sin llamar", canta Dani en el estribillo. Y no se detiene en la nostalgia. El tema finaliza en tono celebratorio, con una coda mucho más discotequera, como si ofreciera ya su propio remix.

Algo similar sucede con Punta, una interesante canción cuya narración en primera persona se ambienta en dos momentos: 1992 y 2002, sobre un potencial romance y sus ideales de fama. Por ahí hace referencia a su "ángel Leticia" y deja una preciosa aliteración: "porque aquel beso / aun lo siento entre los huesos del pescuezo". Pero también la canción se parte en dos y para el final el baile se torna puramente house. 

Lechiguana -que hace referencia a las avispas regionales de miel tóxica-, es otro momento alto del disco, gracias a sus eufóricos acordes en sintetizadores a lo Pet Shop Boys y unos deliciosos condimentos de cencerro al final. Mientras que No podrás y Lucifera, de tempos más lentos, cuentan con las voces invitadas de Marina La Grasta de Ibiza Pareo y Diosque, respectivamente.

Con solo ocho canciones Lechiguanas es un trabajo concentrado y ajustado, que avanza sonoramente, explora nuevos rincones y saca lo mejor de todo.

Hacer canciones que logren hacer bailar y emocionar no es una tarea fácil. Más bien es bastante difícil, y tal vez sea algo que se consigue con suerte vez por disco. Sin embargo, Dani Umpi una vez más demuestra ser un verdadero artesano, singular y efectivo. Uno que construye con facilidad ese delicado artilugio que es la canción pop.