Lu Lee
Kristel Latecki
El año pasado Eli Almic estuvo seis meses de viaje por Estados Unidos. Fue un viaje cuya hoja de ruta fue marcada por la música: en la mayoría de los lugares que visitó se presentó en vivo o grabó junto a un rapero y productor local.
Ese viaje se transformó en una bisagra en su carrera. «Me estoy dando cuenta ahora», dice Eli. «No sé qué va a venir después, pero me dio la posibilidad de sacar un laburo sola. Esto me dejó ver qué quiero hacer yo sin pensar si complace a otro. Eso ya es un montón. Y creo que es una bisagra porque ahora quiero seguir viajando y conociendo a más productores. Ahora me animo más».
Todas esas experiencias quedaron plasmadas en Reflejo, un EP que presentará este miércoles en vivo con un show en la Sala Hugo Balzo con su banda. Sobre cada escena y anécdota que hicieron a estas cinco canciones hablamos con Eli. Y como su EP, que fue compuesto en un recorrido por diferentes ciudades estadounidenses, esta charla comenzó en su casa y siguió caminando por la Peatonal Sarandí.
¿Cómo transcurrió este viaje largo por Estados Unidos?
Le di la vuelta y cuarto al país. Fue impresionante. En algunos lugares no toqué pero tenía alguien que me esperaba con un plato de comida. Me hice una segunda familia en Las Cruces, Nuevo México. Ni me conocían, una amiga yanqui con la que hice temporada hace 8 años en Punta Del Diablo me dio este contacto y dos o tres veces me recibieron en los seis meses que duró el viaje. Y tenía mi cama pronta. Esas cosas las valorás salado. Porque a veces no tenés plata, hace frío y no tenés tanta variedad de ropa. Me movía en el bondi, y ahí entendés por que los músicos hablan del Greyhound de mierda, que tiene un olor a pichi horrible. También usaba Craigslist, este Gallito Luis, para compartir viaje. Bueno, casi me subo a la camioneta de un abusador, que por suerte me di cuenta por mensaje. Perdí un show por eso.
¿Cómo te diste cuenta?
Yo estaba en Las Vegas donde grabé con Olmeca el tema Espejo, y tenía al otro día un toque súper lejos, onda 12 horas de auto. Nos estaban re esperando. Vos en Craigslist ponés a dónde vas y que ponés tanta plata para la nafta, y te pasan a buscar. El loco no vino, y lo empiezo a llamar y llamar. No me atiende, pero me empieza a textear y me dice que viene pero si me acuesto con él. Me empezó a decir cosas así. Me quería morir, perdí el show y nunca más use ese medio para algo que tiene que ser seguro. Pero ta, algo tenía que pasar. On the road, en la carretera.
Toda experiencia suma.
(Risas) Sí, re Kerouac. Sin tantas drogas…
Pero con peligros reales.
¡Sí!
Hablemos de las canciones. ¿Cómo fuiste conectando con las diferentes personas con las que colaboraste?
Fue medio que con el alojamiento. Wishes lo grabamos en lo de Wake Self. Es un rapero y beatmaker al que le va súper bien. Un amigo DJ que me hice en Costa Rica me pasó el contacto, y cuando llegué a Nuevo México me tiré hasta su casa. Fue medio raro porque los gringos se cuidan un poco más que nosotros. No todo el mundo es re hospitalario y te invitan a su casa. Creo que los latinos somos un poco más así, más confianzudos. En principio nos pagó un hotel, y la segunda vez que fuimos, nos quedamos una semana. Hicimos cuatro o cinco canciones.
Así se fue dando todo. Él me habló de un rapero en Los Ángeles. El pibe estaba re en otra, pero me recomendó a Olmeca de Las Vegas. Entonces me fui para ahí. En Austin grabé un tema buenísimo con unos raperos pero -error mío porque estaba re fisurada por grabar-, cuando vi los videos en YouTube de los pibes era el trap más machista. En los videos tiraban botellas de Champagne que caían arriba del culo de una mina. O sea, horrible. Era algo muy zarpado. Ahí ves que te tenés que cuidar, porque yo no quiero hacer esto.