Coo Francis
Si hay algo que caracteriza a Paul Higgs es su verborragia musical, y este mes vino en forma de tsunami de dos discos: el «antidisco» Las Aguas de Menta y el más reciente Funk.
El primero es un trabajo sin terminar, que se enmarca dentro del sonido tradicional de Paul: beatlero, charlygarciesco, a piano y guitarra, tomas caseras lo-fi, momentos de ensayo y error, arranques falsos y errores de grabación. Según cuenta en los créditos, no sabía si sacarlo o no. «Se me ocurrió subirlas a Bandcamp. Mejor un cementerio con millones de canciones que un cementerio de 1 tera, ¿no? ¿Internet o mi disco duro? Internet obvio», escribió.
«Perdí abundante fe en los últimos tiempos», agrega el músico. «El hip hop domina el mundo y lo gángster vende, todo cosas de las cuales no saco una. Los respeto un montón y es su momento, pero me siento a des-era. Por eso esto, un disco sin terminar, sólo subido a Bandcamp, tumba profunda del internike pero que no le baja el volumen saturado a las canciones. Asumo la culpa de haber tocado todos los instrumentos a destiempo con mucho placer».
La historia detrás de este disco ya nos lo había contado el año pasado en una extensa entrevista que le hicimos para este sitio: sería un álbum conceptual sobre tres peluches que viajarían a la Isla Libélula y se perderían en las aguas de menta. El concepto no se mantuvo, pero terminó nombrando a estas 21 canciones que solo tienen en común haber quedado olvidadas en un disco duro. «Si alguien escucha todo esto de verdad que me agite, y lo invito a tomar una Coca de vidrio porque se la re jugó», dice.
Sin embargo, como ya anticipamos al principio, Paul decidió volcar a internet otro disco más, uno más diferente, no solo en cuanto a su género bailable y más experimental, sino en su longitud: son 10 tracks y apenas supera la media hora.
«Otro montón de canciones para nadie», ya adelanta Paul en la descripción del video. «Durante un rato dude sobre lanzar este disco, pero después pensé: me gusta que una obra me sobrepase como un tsunami, bueno o malo. Estoy entregado entera y eternamente a la colección de composiciones que dejo en esta dimensión. Son mucho más fieles que cualquier foto, video o imagen mía».
En este caso, Paul se desdobla en un bizarro maestro de ceremonias que comanda un ritmo espacial y psicodélico. No hay un solo tema que sea clásicamente funk, sino que es el género visto desde sus caleidoscópicos y personales lentes.